SOBRE MI

Soy una joven psicóloga y psicogerontóloga de 25 años que pretende invitaros a la reflexión. Actualmente doy conferencias para varias asociaciones locales y me sigo formando y actualizando a la espera de que algún día encuentre un buen trabajo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

TOC, TOC ¿Quién es? El trastorno


Hoy os voy a hablar de un trastorno bastante conocido por la sociedad pero que, sin embargo, es algo inentendible para muchas personas y siembra dudas hasta en quien lo padece.


Es un tema que voy a tratar por una petición personal que me ha hecho una persona pero que no hubiera tocado sino me lo hubieran pedido expresamente, no por nada, sino porque es algo difícil de explicar y de entender. Voy a intentar utilizar el mínimo número de palabras técnicas y muchos ejemplos para facilitaros a todos la comprensión. Ya sabéis que mi finalidad es siempre que podáis entenderlo de la mejor manera posible y facilitaros la vida a través de la comprensión de la psique. Empecemos pues...

Como veis, la entrada de hoy es un chiste poco original que una amiga mía también psicóloga se inventó para quitar un poco de hierro a lo que es el trastorno, pero ni mucho menos es para tomárselo a risa.
Para quien no haya entendido el chiste: TOC son las siglas de Trastorno Obsesivo - Compulsivo.

El Trastorno Obsesivo - Compulsivo (TOC) está clasificado dentro de las alteraciones del pensamiento y es una idea recurrente que produce mucho malestar y ansiedad (yo diría que es de los trastornos que mayor malestar provocan, junto con las fobias) . La persona que lo padece hará lo posible para luchar y suprimir ese pensamiento sea como sea. Lo curioso del caso es que el sujeto sabe que estas ideas son solo productos de su mente pero no puede evitar tenerlos y por eso es una obsesión. Además, siempre va en un pack de dos en uno, junto con una compulsión que es el acto que se realiza para intentar aliviar esa obsesión. El único problema es que la compulsión solo alivia el dolor durante un rato, luego todo vuelve a empezar y es como el pez que se muerde la cola. Veamos el primer ejemplo sencillo y uno de los TOCs más comunes: 

Obsesión: María no soporta la suciedad  // Compulsión: lavarse las manos de manera excesiva.

Aunque en ocasiones, la obsesión puede no tener nada que ver con la compulsión, por ejemplo:

Obsesión: miedo a coger una enfermedad // Compulsión: encender y apagar cinco veces la luz del salón.


¿Lo vamos pillando? Después de esta primera introducción estaréis pensando que todos tenéis TOCs, Sí... eso ya lo sé yo. O, por lo menos, ya habréis clasificado a amigos y familiares dentro de este grupo.
Por eso voy a matizar todavía más para que no hayan errores a lo de hora de decir: ¡tengo un TOC! No nos precipitemos. Hay algunas otras cosas que debéis saber antes que nada.

Resumiendo lo que hemos dicho, este pensamiento tiene que producir malestar; es intrusivo, causa mucha ansiedad. La persona reconoce que es producto de su mente e intentará suprimirlo con una compulsión.
Además añado: esta compulsión ocupará gran parte de vuestro tiempo (más de una hora aprox.) e interfiere en la rutina diaria laboral y social. 

Espero que llegados a este punto muchos os sintáis aliviados, porque yo creo que la persona que padece un TOC ya lo sabe. Como vemos, los pensamientos de un TOC NO se reducen a simples preocupaciones de la vida real sino que van mucho más allá.

Ahora después de todas las explicaciones introductorias vamos a entrar en el meollo de la cuestión. El contenido de las obsesiones suele ser de lo más variado y dispar, pero los contenidos más frecuentes son cinco: suciedad, contaminación, agresión (ejemplo: creer que puedo herir a alguien), sexual (ejemplos: creo que soy homosexual o pederasta) y religioso. Las compulsiones se clasifican en seis: 

- Lavadores y limpiadores: ejemplos à lavarse de la manos de manera excesiva, tomar duchas muy largas o limpiar la casa durante horas, etc.
- Verificadores: ejemplos à inspeccionar aparatos eléctricos, mirar que las puertas y ventanas estén bien cerradas, mirar el agua, la luz, el gas, etc.
- Repetidores: à acciones repetitivas aunque sin conexión lógica entre compulsión y obsesión.
- Ordenadores: à la cama tiene que estar impecable, en el armario las camisetas ordenadas por colores, en el despacho los bolígrafos en un lado determinado y los folios en el otro, etc.
- Acumuladores: à excesivas colecciones de libros o periódicos, acumular papeles de anuncios que nunca va a necesitar, etc.
- Ritualizadores mentales à rezar, repetir ciertas palabras o frases, contar, hacer listas mentales, etc.




Ahora es cuando os volverán de nuevo las dudas: «Pero Mar...Si cuando me marcho de casa tengo que tocar diez veces el pomo de la puerta, ¿eso es un TOC o una simple manía o hábito?» Ahora te pregunto: ¿qué pasaría si no lo hicieras?¿lo soportarías?¿o te produciría malestar? la persona que tiene TOC me contestaría: «Sí, Mar, me produce malestar el hecho de no tocar diez veces el pomo de la puerta cuando me marcho de casa». Bien, aquí lo tenemos, el TOC ya está en marcha. Y lo peor no es eso, en ocasiones puede ocurrir que la persona que tiene un TOC derive en muchos más (aunque no tiene por qué), Por ejemplo, tener la necesidad de que el despacho esté perfectamente clasificado (¡y que no se lo toquen porque muerde!) o tener la nevera clasificada por alimentos. Es por ello que recomiendo que cuando alguien tenga la mínima sospecha de un solo TOC acuda a un psicólogo.

«Pero Mar... Si me voy de vacaciones y compruebo que puertas y ventanas estén cerradas, ¿tengo un TOC?» NO. Primero porque es algo temporal y te vas de vacaciones y segundo porque es muy probable que te ocupe solo unos minutos (recordar que el TOC ocupará horas). Ahora bien, si durante todos los días sigues haciendo esto como si fuera un ritual, te ocupa mucho tiempo y cuando estás subido al coche sigues dudando de que todo esté bien cerrado y esto te provoca malestar continuo y gran ansiedad, ya tenemos el TOC.

Uno de los peores TOCs que se pueden tener, en mi opinión, son el de tipo sexual o agresivo. Recuerdo un caso real que dimos en clase en el que unos padres iban a tener una hija muy deseada. Una vez nació, el padre de la niña empezó a tener pensamientos intrusivos que tenían que ver con poder hacer daño a la niña, por supuesto, el padre deseaba a la niña así que intentaba luchar de modo frecuente contra estos pensamientos inapropiados. El padre no entendía el por qué de estos pensamientos y acudió a un psicólogo totalmente desesperado porque no quería hacer daño a la niña de ningún modo pero no sabía cómo eliminar ese pensamiento y lo único que le aliviaba durante un rato era rezar, aunque luego volvían los pensamientos. Caso típico de TOC.


Algunos me podréis decir: «Mar, ¿y si tengo una compulsión y no una obsesión?» Bien, yo diría que es complicado y que alguna obsesión tiene que haber y que, por lo tanto, hay que buscarla. ¿Dónde está la obsesión cuando necesito que los bolígrafos estén de X manera en el escritorio y no pueden estarlo de otro? Puede ser que vuestra obsesión simplemente sea pensar:
 «si esto no está así, algo malo ocurrirá»

Podría hacer mucho más extensible esta entrada pero creo que la idea ha quedado clara. La parte positiva de todo esto es que el trastorno tiene tratamiento y que, por lo tanto, se puede curar. Espero a través de estas líneas haberos hecho entender mucho mejor el tema, en caso de duda, podéis acudir a mí de manera personal y privada. No dudéis en acudir a un psicólogo si os veis en tal situación.

Quien desee saber más sobre el tema, os recomiendo el libro de Edna B.Foa (experta en TOC) y Reid Wilson: Venza sus obsesiones o la película Mejor imposible.




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