SOBRE MI

Soy una joven psicóloga y psicogerontóloga de 25 años que pretende invitaros a la reflexión. Actualmente doy conferencias para varias asociaciones locales y me sigo formando y actualizando a la espera de que algún día encuentre un buen trabajo.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Campanilla VS Wendy (J.M Barrie II)

(Nota: podéis ver la primera parte de esta entrada pinchando aquí)

En la obra de Peter Pan, Wendy y Campanilla siempre estaban a la gresca y es que más diferentes no podían ser. La una competía contra la otra, las dos a su manera, por las atenciones de Peter. La ficción toma tintes de realidad cuando aparecen en el mundo de la psicología dos nuevos síndromes: el de Campanilla y el de Wendy. J.M Barrie, jamás podría haber imaginado no solo que llegaran a ser síndromes sino que representarían el arquetipo femenino en la actualidad.


Por un lado tenemos a Wendy. Wendy, en el cuento, es una niña preocupado por sus hermanos y por los niños perdidos, además, toda una madraza que les cuenta cuentos. El  síndrome de Wendy no se aleja demasiado de la ficción. Se da, normalmente, en mujeres que actúan como madres con sus seres queridos. Pretenden satisfacer siempre a los demás antes que a ellas mismas porque tienen miedo al rechazo y crean una excesiva sobreprotección con su gente más cercana. Se preocupan tanto por la vida de los demás que dejan a un lado la suya por lo que crean un estado de dependencia hacia los otros.



¿Por qué se puede dar un síndrome de Wendy? Se puede producir cuando una persona, por circunstancias, se ha tenido que hacer mayor muy rápidamente y ocupar roles que antes no tenía. Por ejemplo, se puede dar el caso en que una madre de familia fallezca y en el que una de sus hijas tenga que ocupar su lugar. También se puede producir cuando la persona siente que no ha tenido suficiente protección en la infancia. Todos estos “traumas” se traducirían en el síndrome de Wendy en la vida adulta.

Por otro lado tenemos a Campanilla. Toda mona ella y con ese carácter que tiene que no le cabe en ese cuerpecito tan pequeñito. Ella es muy hecha pa´lante pero también vengativa y celosa. De vuelta al mundo real, los datos nos revelan que hay cada vez más Campanillas y que la cosa va en aumento. Las mujeres con este síndrome son perfeccionistas, destacan en su trabajo, son competentes y ocupan puestos de alta responsabilidad, hasta aquí todo bien pero… esperar que viene la segunda parte. Las Campanillas atraen a los hombres con su tintineo y su luz mágica pero no formalizan nada porque tienen miedo al compromiso, en definitiva, tienen una vida afectiva desastrosa. Creen que los hombres no están a su altura y que amar es un síntoma de debilidad. Saben controlar muy bien sus emociones y estar a la deriva del amor les hace estar inseguras. A pesar de todo, tienden al enfado, a la cólera y sienten una gran tristeza por todo ello.



¿Por qué se puede dar un síndrome de Campanilla? En realidad, las Campanillas son como niñas que han tenido relaciones negativas con su padre y que han generalizado esa relación a todos los hombres. En otras ocasiones, puede que Campanilla haya tenido que rivalizar con algún hermano o incluso con la pareja afectiva de su padre, con la finalidad de que se le prestara más atención.

En realidad, tanto las Campanillas como las Wendys son mujeres que no han recibido en su infancia el amor que ellas esperaban y, como resultado, en su vida adulta tampoco han sabido gestionar relaciones afectivas sanas y han derivado en un síndrome. Poneros en manos expertas si os estáis viendo identificadas porque tiene solución.

Espero que os haya gustado. Nos vemos por Facebook. 

Ella me digo que amar era sufrir, yo la miré y le dije que sufriría por ella - Peter Pan


miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Tres son multitud?

Últimamente los triángulos amorosos están de moda. Yo creo que es una tendencia que surgió a partir de ciertos libros de juvenil-romántica y que luego se ha trasladado a las series y al cine, por ejemplo, ahora mismo me vienen varios triángulos a la cabeza: Edward-Bella-Jacob en Crepúsculo, Peeta-Katniss-Galé en Los juegos del hambre, Alberto-Virginia-Juan de la serie recién estrenada y española Hermanos, Stefan-Elena-Damon en Crónicas vampíricas…y así hay algunas más. Parece ser que la clave del éxito de una serie o una película es que haya un triángulo amoroso de por medio.

El triángulo amoroso creado por Stephanie Meyer autora de Crepúsculo ha sido el más sonado y a partir de este boom surgieron unos cuantos más.
Ahora bien, ¿Puede ocurrir en la vida real que ame a dos personas la vez? Según el autor Walter riso,del cual ya he hablado en otras entradas, (para verlas pincha aquí y aquí) la contestación sería un rotundo SI. El autor no solo se queda ahí sino que asegura que se puede amar ¡hasta a tres personas a la vez!. Sus ideas se centran en que el amor tiene tres componentes:

1) Eros: simbolizaría la sexualidad y el erotismo
2) Philia: supondría la amistad y la comunicación
3) Agape: sería la ternura y el cuidado


¿Qué es lo que sucede? que en ocasiones, estos tres componentes, se pueden fragmentar hasta en tres personas distintas, es decir, uno/a me puede hacer sentir genial en la cama, otro/a darme la amistad que necesito y el/la que queda darme amor y cariño. Normalmente, cuando nos enamoramos aglutinamos estos tres conceptos en una sola persona pero, a veces, se complica la cosa.

Si para la persona que ama a otras dos es complicado, imagínate si amas a tres. La persona que esté pasando por este problema va a tener que aclarar sus ideas con la ayuda de terapia ya que es una cuestión que hay que trabajar. Por ejemplo, puedes estar metido/a en ese triángulo porque en el fondo no quieres a ninguno, porque eres indeciso/a y te falta seguridad, porque tienes carencias que intentas “tapar” y que tus enamorados/as pueden suplir (cada uno de ellos podría tapar una carencia), etc...

Cuando alguien tiene un compromiso con otra persona (noviazgo o matrimonio) y tiene una segunda relación sentimental también puede ocurrir que se forme un triángulo. La persona elige otra relación porque busca algo pasajero, pero al final, cae en la trampa. Tengo que explicar que esto es ligeramente distinto a un triángulo amoroso: una infidelidad solo busca encontrar una relación pasajera, que tú te enamoras por el camino, ya es otra cosa. Un triángulo no busca nada, simplemente se da.



Puede que no sepas que tu enamorado/a tenga a otros en su corazón pero si eres el amante que sabe la realidad de lo que hay, te aconsejo que dejes esa relación cuanto antes. Yo pienso que es un devalúo personal ser el segundo y que todos merecemos un amor íntegro solo para nosotros. Este tipo de relaciones suelen ser tóxicas y terminan agotando así que hazte de respetar. 

De todos modos, para tranquilizar a las masas, debo de decir que jamás me he encontrado ni personalmente( yo misma, amistades o conocidos) ni profesionalmente en una situación así. Con esta entrada solo quería aclarar algunas dudas al respecto y dar a conocer que esta situación puede pasar.

¡Espero que os haya gustado y os veo en Facebook!

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Se ha dicho...



Lo que la autora ha dicho de mí, de este blog y de la entrada dedicada a su libro ¡Soy más lista que el hambre! para verla haz clic aquí



Mis emociones me comen

Hoy os quiero hablar de un libro fantástico que leí hace tiempo y que me enseñó grandes cosas: ¡Soy más lista que el hambre! de Eva Campos Navarro (ya hablé de ella en la entrada "Las neuras veraniegas" para verlo haz clic aquí)

Lo recomiendo para todas aquellas personas que han hecho dieta mil veces pero que han vuelto su peso normal, también para todos aquellos que creen tener una mala relación con la comida (luego hablaremos de ello), para todos aquellos que creen que lo han intentado todo, ¡pues no!, todavía os quedaba por leer este libro el cual, yo creo, que es clave para volverse a relacionar bien con la comida. Es un libro imprescindible sobre todo si vas a empezar una dieta hoy mismo.


Eva Campos Navarro que es coaching, psicóloga y autora del libro fue una mujer con problemas de obesidad (perdió 70 kilos) que consiguió adelgazar gracias al esfuerzo, al cambio de hábitos, al control de sus emociones, cambiando su relación con la comida y desbloqueando su cuerpo de manera definitiva.

Que las dietas no suelen funcionar es algo que sabemos todos. El problema de todas ellas es que se centran en un objetivo principal: perder peso; y a la hora de la verdad, adelgazar es más bien un camino que hay que trazar y trabajar así como un esfuerzo mental y psicológico.

Todos sabemos que nuestras emociones nos afectan, eso es así, y que muchos de nosotros ahogamos nuestras penas en la comida. Comer es mucho más fácil que analizar mi situación personal y pensar sobre qué me ha pasado en el día de hoy para que este así. Resultado: al final del día me acabo sintiendo peor de lo que estaba, no solo por la emoción que arrastraba sino porque además “soy un gordo/a que no para de comer”. Y tenéis que saber, a partir de ya, que esto es un comportamiento autodestructivo.

Es típico ver en series y películas americanas como ahogan sus penas con la comida( sobre todo con los tarros de helado). Bridget Jones es un ejemplo claro de una persona que tiene una relación insana con la comida.

Según la psicología de la nutrición, el estómago sería como un segundo cerebro que se activaría tanto con emociones positivas como negativas. Por ejemplo: el dulce suele enmascarar la tristeza ya que activa los niveles de serotonina (hormona del buen humor) y si comes más comida hipercalórica es porque las grasas te ayudan a disminuir el estrés.
La idea principal de la autora es que tomemos conciencia sobre cuál es nuestro comportamiento insano con la comida y porque tenemos esos kilos de más. ¿Qué es lo que esos kilos dirían si pudieran hablar? .Recordar que cuando somos conscientes de algo y admitimos que tenemos un problema es cuando lo podemos empezar a cambiar. Por lo tanto, si detecto que como por aburrimiento, que como en exceso, que como deprisa, que como sin hambre, que pico entre horas, que como mucha bollería en el desayuno, que tomo una cerveza al día(o varias), etc…podré modificar mi comportamiento porque estaré siendo consciente. Darse cuenta y frenar a tiempo hará que con el tiempo no repitas esa mala conducta.

Este no es una cosa de un día para otro. Averiguar si tenemos un duelo no superado, carencias afectivas, inseguridades…o incluso, en el fondo y oculto, el deseo de no querer cambiar; es un trabajo que cuesta su tiempo. Hay que analizar porque nos escondemos en esos kilos de más y porque no dejamos salir a nuestro verdadero yo.



A través de este post no quiero hacer alegoría a las dietas sino más bien haceros reflexionar sobre un problema real que tienen millones de personas y que la persona que lo tenga tiene que frenar y preguntarse: “¿Qué me pasa?”. Si quiere cambiar y cambiarse deberá contestar a esta pregunta y trabajar con el problema. Mi consejo es que te tomes tu tiempo.


En ¡Soy más lista que el hambre!, Eva nos da las claves así como ejercicios para desbloquear nuestra mente y ayudarnos en el camino para perder esos kilos de más.

A veces, la guerra contra los kilos de más no es sino una cortina de humo para no lidiar contra nosotros mismos.

Eva Campos Navarro





miércoles, 3 de septiembre de 2014

El menos es más.

A veces me pongo a pensar y creo que hemos vivido en un mundo demasiado materialista.

Quiero hablar en pasado y pensar que esto va a cambiar. Siento que si algo bueno nos ha traído la crisis es que ha puesto las cosas en su lugar, en donde tenían que haber estado siempre y que poco a poco todo vuelve a su estado natural. Y es que habíamos llegado a unos puntos en que todo se veía como normal, en resumen, todos éramos ricos. Falsos ricos.


No me voy a poner a discutir sobre quien gastó ese dinero, quien engañó a quien, quien fue un imprudente, sobretodo, porque creo que de un modo u otro todos fuimos culpables. En la burbuja se vivía muy bien (no nos engañemos) pero la burbuja estalló porque una burbuja es frágil de por sí.

De todos modos, no quiero escribir sobre la crisis ni dar más vueltas al asunto (ya que estoy segura de que vosotros le habréis dado tantas como yo, además, tampoco solucionamos nada). Quiero hacer un análisis de todo aquello que compramos, gastamos y malgastamos gracias a la parte negativa y materialista de vivir en esa burbuja.

Y es que todos vivíamos por encima de nuestras posibilidades: no se analizaba lo que se necesitaba, muchas veces se compraban cosas para fardar y se pedían préstamos como si de churros se tratara. Después de este párrafo solo me sale decir: perdimos el valor de las cosas.


Los psicólogos sabemos una cosa que hoy os quiero compartir: podemos ser felices siempre que nuestras necesidades básicas estén cubiertas, por ejemplo, agua, techo o comida. Con eso quiero decir que es difícil alcanzar la felicidad viviendo en la pobreza extrema, pero que cualquier familia puede ser feliz con un sueldo normal y una estabilidad económica. Todo lo demás puede ser considerado capricho y, a veces, exceso.

Todo el mundo podemos ser felices con lo que tenemos, de hecho, lo que nos hace más felices son las pequeñas cosas. Por ejemplo a mí me gusta el color azul, el placer de comer un pedacito de chocolate, el olor a lluvia, leer, arreglarme cuando tengo que salir, escuchar música relajante, ayudar a las personas, sentirme valorada y querida, enseñar a los demás todo lo que sé, tener estabilidad emocional…¡y es todo gratis! Ya os lo decía yo: el menos es más.




Está muy bien darse un capricho de vez en cuando ya que cuidarse y mimarse a uno mismo es esencial pero hay que hacerlo con cabeza. Hay muchas pequeñas cosas que nos hacen felices y que cuestan muy poco.

Si está reflexión os ayuda a entender que con poco tenemos mucho le habremos ganado la batalla, un poquito más, a la crisis.


Buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una. Voltaire.