SOBRE MI

Soy una joven psicóloga y psicogerontóloga de 25 años que pretende invitaros a la reflexión. Actualmente doy conferencias para varias asociaciones locales y me sigo formando y actualizando a la espera de que algún día encuentre un buen trabajo.

sábado, 8 de noviembre de 2014

¡Quiero saber vuestra opinión!


He creado una encuesta nueva porque me gustaría saber cual es vuestra opinión sobre los temas que se han tratado hasta el día de hoy en el blog. Eso me ayudará para saber por donde tengo que dirigir próximas entradas.

Si tenéis alguna duda podéis entrar en el apartado etiquetas  que se encuentra en la parte derecha del blog (justo debajo de últimas entradas) para revisar las entradas que se han hecho según temática. 

Por otro lado, si tenéis alguna entrada preferida también me lo podéis comunicar, por aquí o por Facebook.

Gracias por participar.

Nos vemos en Facebook.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

En desconexión modo ON

Aprender a desconectar es algo importante para todos y cada uno de nosotros y es que, a veces, los problemas en lugar de marcharse parece que vengan más y más. Hoy en día, podemos tener problemas de desconexión en muy diferentes ámbitos: familiares, económicos, laborales, personales, etc…

Parece que poco a poco os vais a animando a escribirme y esta semana Vicente, un lector del blog, me escribió para pedirme algunos consejos de cómo poder desconectar. Es muy interesante el tema de esta semana y creo que nos puede ayudar a todos. Me he puesto manos a la obra y tras el trabajo de investigación, he seleccionado los que para mí son los mejores consejos para saber desconectar:


Hacer deporte: hemos hablado muchas veces de ello, pero en el fondo, creo que la gente no es consciente de la importancia del mismo. No es solo el antidepresivo más eficaz, sino que nos ayuda a dejar por un tiempo los problemas y a cargarnos las pilas.

Respetar tus tiempos libres y de ocio: estar siempre ocupado con cosas del trabajo no es buena vida para nadie. Aprender a domesticar tu mente y decirle: “¡Ya basta!” o “¡Por ahí no!” aunque suene tonto, ayuda. De este modo, ayudamos a nuestra mente a ir por el camino correcto. Cuando los problemas vuelvan a ti, recuérdale a tu mente que no es el momento. A algunas personas les va bien poner un tiempo límite para pensar sobre los problemas, por ejemplo, 10-15 minutos al día. Respetando ese tiempo y no superándolo.

Darte caprichos: eso siempre es bueno ¿o no? Pueden ser más pequeños o más grandes pero siempre te ayudaran a mimarte ¿Si no te cuidas tu… quien lo hará?


Haz cosas que te gusten: cualquier cosa viene bien para desconectar y más si te hace feliz. Leer, pasear, viajar, escuchar música, tomar el café con los amigos, organizar alguna actividad con los tuyos, etc…haz cosas que siempre quisiste hacer y nunca pudiste ¡el momento es ahora!

Utilizar técnicas de relajación: una de las cosas que a mí más me gusta hacer es escuchar música relajante, de hecho, siempre que os escribo lo hago (en Youtube hay pistas de música relajante que pueden durar hasta varias horas.Recomendable). No solo me ayuda a relajarme sino también a concentrarme más. Hay desde técnicas simples como la música, los aromas, o una ducha larga hasta las técnicas de respiración o el yoga.


Realizar actividades con amigos y familiares: son lo más importante de nuestra vida y, además, nos aportan conversaciones distintas y eso nos ayuda a estar al día de nuestras relaciones sociales.

Intentar no llevarse los problemas a casa: este es un asunto que los psicólogos tenemos que seguir a raja tabla; ¿Cómo hacerlo? Teniendo la voluntad de que: “¡no voy a permitir que esto me afecte!” y sabiendo respetar los tiempos: “Este es mi trabajo, pero ahora estoy en casa, por lo tanto, voy a disfrutar de lo que tengo y mañana será otro día”. Si, ya sé... es más fácil decirlo que hacerlo pero es todo cuestión de costumbre y práctica.

Organízate bien: no lo dejes todo para última hora que luego vienen el estrés y las prisas.

Aprender a ser agradecido: aprender a ver las cosas buenas que te ha dado la vida y no te centres tanto en las malas. Y piensa que todos los tiempos malos algún día se van.

Espero que estos consejos os hayan ayudado y recordar que los caminos para una buena vida y para encontrar la felicidad empiezan por luchar y por trabajar por lo que queremos. Difícilmente nuestros problemas se evaporaran de nuestra cabeza si no nos ponemos manos a la obra y actuamos. Solo cae del cielo la lluvia.

Nos vemos por Facebook.

"Sé fuerte. No importa por lo que estés atravesando...sé fuerte. Nada es permanente, todo es temporal. Cada cosa pasará, y en algún momento tu vida mejorará. No te deprimas, pues tú haces de tus días lo que tú quieres que sean. Aprovéchalos. Vívelos. Sonríe, vence tus temores. Llora si tienes que hacerlo, saca lo que llevas dentro. Pero jamás decaigas. Pues en esta vida no tendrás carga tan mayor que no puedas soportar"

jueves, 30 de octubre de 2014

Los duelos duelen

“Los dueles duelen y no se puede evitar que duela” así de rotundo lo afirma Jorge Bucay y es que la única manera de superar una pérdida es través de la tristeza y el dolor. No hay más, no hay trucos ni maneras de atajar. Puedo perder muchas cosas en esta vida y no es necesariamente a un ser querido; ya hablamos de que el duelo es sinónimo de pérdida (en la entrada Cuando Cupido se equivoca para verla haz clic aquí), por ejemplo, puedo perder mi estatus social, mi juventud, mi trabajo, un amor (separarme o divorciarme)… y puedo pasar un duelo igualmente porque estoy perdiendo algo que antes tenía y que ahora ya no tengo.



De todos modos, para centrarnos, voy a hablar sobre el duelo ante la pérdida de un ser querido. Cualquier persona que se encuentre ante esta situación habrá de pasar estas cuatro fases según las describió J. Bowlby:

  1. Fase de aturdimiento: es el primer shock emocional que se produce cuando nos enteramos de la noticia. El primer pensamiento es el de la negación: "¡no puede ser!" Nuestra cabeza empieza a procesar una información que le llega a borbotones y que no llegará a asentarse hasta pasadas unas horas o incluso días.
  2.  Fase de anhelo y búsqueda: la persona siente deseos de que la persona perdida vuelva pero a la misma vez esto se mezcla con la culpabilidad con  la cual responsabiliza fallecido y a otros (médicos, enfermeros…) de la situación: "porque me has abandonado", "porque me has dejado", "porque no pudieron hacer nada", "tendrían que haber hecho más"…En esta fase pueden haber pseudoalucinaciones, no nos estamos volviendo locos, podemos oír, escuchar y sentir al fallecido; no de un modo estricto, por supuesto, pero por ejemplo, podemos tener la sensación de oír abrirse la puerta a las horas en las que llegaba casa. Esto es totalmente normal y ocurre en personas sanas.
  3. Fase de desorganización y desesperanza: hay una gran tristeza y abatimiento. La persona empieza a aceptar la situación y ya no lucha. También puede que haya conductas evitativas como la de consumir drogas y alcohol.
  4. Fase de reorganización: se suele producir al año. La persona ya no quiere recuperar al ser querido. Lo seguirá recordando pero no sufriendo por ese dolor.

Es importante recalcar que el año es la clave. El primer año sin esa persona se producen todas las cosas importantes: Navidades, fiestas, aniversarios, cumpleaños…es como romper el hielo. A los seis meses del fallecimiento (medio año) la persona debe de empezar a sentirse mejor y al año haber superado la pérdida. De todos modos, esta fecha es solo una aproximación, hay gente que le cuesta un poco más ya que el duelo es algo muy personal pero este es el baremo que utilizamos los psicólogos. Cuando se pasa el año, podríamos estar hablando de duelo patológico, en el que por ejemplo, la persona se podría quedar bloqueada en una de las fases anteriores.


El duelo es un tema que da mucho de sí pero el por qué de este tema ha sido porque una lectora del blog me lo ha pedido. Cristina me preguntaba que podríamos hacer nosotros para ayudar a alguien que está pasando por una situación así y la respuesta la verdad no es fácil porque no conozco el caso en concreto aunque voy a intentar responder de una manera genérica.

Tenéis que entender que el duelo es algo muy personal, hay gente que desea hablarlo y otros que no, muchos desean hacerlo en solitario y otros en compañía, por lo tanto, no hay verdades universales sobre qué hacer. Vosotros más que yo conocéis a vuestros familiares y amigos y sabéis como abarcar los temas. De todos modos, estás son mis recomendaciones generales:

  • Invitar a hablar: ayudar a la persona a desahogarse y jamás cortar el llanto. Por ejemplo: "¡ya basta!", "¡vale de llorar!" Si la persona no quiere hablar, no insistáis.
  • No utilizar demasiadas frases hechas: siempre se nos escapa alguna pero no son muy correctas. Por ejemplo: "tienes que ser fuerte", "tienes que seguir adelante"…Si no sabes que decir, mejor no decir nada.
  • Ver las ventajas de la nueva vida: es evidente que no siempre las podremos ver, por ejemplo, es difícil para una persona que ha perdido a su hijo ver las ventajas de una nueva vida. Sin embargo, para personas con familiares enfermos durante mucho tiempo es una buena opción.
  • Servir de apoyo: a través de una llamada, haciendo un favor, invitándole a salir de casa, estando ahí...
  • Si se observa que la persona no mejora al cabo de un año, aconsejarle ayuda profesional.

La persona que está pasando por este mal momento solo quiere un acompañamiento, a veces, no es tanto lo que decimos sino lo que hacemos. La persona que esté en un duelo querrá llorar la pérdida de una manera personal y en su hogar y que estemos muy encima puede agobiar. Cuidado con eso: menos hablar y más acompañar.




Espero que os haya servido de ayuda. Nos vemos en FacebookSi queréis hacerme cualquier petición para hablar sobre algún tema lo podéis hacer ahí.

Si deseáis saber mas sobre duelo os recomiendo el libro de Jorge Bucay, El camino de las lágrimas del cual ya hable en esta entrada.



miércoles, 22 de octubre de 2014

El don del perdón

Todos nos hemos tenido que ver alguna vez en una situación personal en la tuvimos que perdonar o nos perdonaran. Las desilusiones, las decepciones, las traiciones… forman parte de la vida y unos lo llevan mejor y otros peor. 

El psicólogo J.A García Higuera expresa muy bien cómo funciona el veneno por la sed de venganza y justicia cuando alguien nos hace daño:

Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.



Más allá del concepto religioso que significa perdonar, nosotros aquí, lo trataremos como un concepto terapéutico y que nos ayuda a ser más felices. ¿Para qué sirve seguir pensando cómo me puedo vengar de Fulano? ¿Para qué seguir viviendo con esos recuerdos que solo vuelven a abrir la herida? ¿A quién quiero demostrar nada? Y sobretodo ¿Para qué? .Dicen que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio y que las venganzas al final se vuelven en contra de aquel que las haces.

Algunos psicólogos creen que para perdonar también hay que olvidar. Algunos pensaran que estoy de guasa ya que si para muchos perdonar es difícil, olvidar ya está a otro nivel. Os entiendo perfectamente. Y ya nos os pido que olvidéis sino que hagáis el esfuerzo de perdonar y de seguir adelante. Aunque no lo creáis, no olvidar tiene una ventaja: nos ayuda a mantener la alerta y nos proviene ante posibles amenazas futuras. Ahora bien, si no olvidar implica pensar las 24 horas del día en como vengarme, seguir recordando los hechos, llorar y patalear cada vez que lo hacemos y planear el día del juicio final, estamos yendo por un mal camino.


Personalmente, pienso que lo más difícil a la hora de perdonar es hacerlo cuando esa persona no ha venido a pedirte perdón de un modo explícito y cuando parece no tener ningún remordimiento al respecto. Si han venido a pediros “perdón” alguna vez; consideraos afortunados. La palabra perdón hoy en día se utiliza de uvas a peras. Si estás dentro del grupo de los desafortunados tendrás que trabajar por ti mismo para dejarlo todo atrás sabiendo que el rencor nos lleva a la infelicidad y que quieres seguir adelante sin esa persona. Nadie merece tantas atenciones y menos una persona que te ha hecho daño.

Con el paso del tiempo, podréis o no reconciliaros con esa persona, eso es cosa de cada uno. La reconciliación no forma parte del perdón. Tener un trato cordial es una buena opción cuando la persona que os ha herido va a vuestro grupo de amigos, otra opción es mostrar indiferencia, es decir, tu por tu camino y yo por el mío siempre respetando y sin rencores de por medio. La indiferencia es una palabra dura pero a grandes males grandes soluciones .A lo que me refiero es: esa persona puede estar en vuestras vidas pero no tiene porque formar parte de ella.


No hay fórmulas mágicas; cada uno de nosotros sabe sus circunstancias personales y lo que habéis vivido, lo habéis vivido vosotros. Cada uno sabe lo que es mejor para sí mismo.




Ya no hablo de venganza ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón – Jorge Luis Borges

Perdonar es no odiar, es extinguir el rencor y los deseos de venganza. Es negarse a que el resentimiento siga echando raíces – Walter Riso

Algunas personas suelen creer que odiar a alguien que amaron es una atajo para desprenderse más rápido, nada más equivocado – Axel Ortiz

La venganza te mantiene atado al otro. Recuerda que la mejor venganza es ser feliz – Walter Riso

Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera - Buda


miércoles, 15 de octubre de 2014

Caer...como las hojas de los árboles

Siempre que llega el otoño nos sentimos más decaídos no solo porque el verano se ha ido y tenemos que volver a nuestra vida habitual, sino también, porque tenemos que hacer frente de nuevo a la rutina y al cambio de hora. En otoño los días se vuelven más cortos y las risas y los chapuzones del verano se quedan como un eco en nuestras memorias.

Hay personas a las que el otoño y el invierno les afecta más, precisamente, por ese cambio de hora y esas horas menos de luz solar. Según el psicólogo Rafael Santandreu, es una temporada mala para las personas con tendencia depresiva ya que el tiempo estacional agrava sus síntomas e invita a que nos encerremos en nuestras casas. En España, este cambio estacional, suele ser más brusco: pasamos de estar en bikini a ponernos la bufanda en poco tiempo de asimilación ya que hay un fuerte cambio en el mes de septiembre y octubre.

En psicología se acuñó a este término como trastorno afectivo estacional (TAE).



Que el tiempo afecta en el estado de ánimo no es ningún secreto, es bien sabido, que en los países donde hay menos cantidad de luz solar, hay mayor probabilidad de suicido(para saber más sobre el suicidio pinchar aquí) . Algunos de sus síntomas son: tristeza, mayor cantidad de sueño y apetito, menos energía y capacidad de concentrarse así como pérdida de interés en actividades.

La mayoría de personas suelen adaptarse bien a los cambios del tiempo pero hay un porcentaje de personas que responde al trastorno afectivo estacional. De todos modos, hay una serie de consejos sencillos que todos podemos seguir si nos sentimos más decaídos:
  • Dormir lo necesario.
  • Hacer ejercicio
  • Seguir una dieta saludable
  • No consumir alcohol ya que este es un depresivo (Si...es un depresivo)
  • Buscar actividades placenteras

Estos consejos parecen básicos y sencillos, nada del otro mundo, lo mismo de siempre. De todos modos, hay que asegurarse de que lo estamos haciendo bien y de que si así no mejoro debo de pedir ayuda profesional.


De cualquier manera, siempre he pensado que todos tendemos un poco al decaimiento en otoño/invierno y es que son muchas cosas las que afectan: la menor cantidad de luz solar, el cambio de temperatura, el cambio de vestimenta que tiende a colores oscuros, la menor cantidad de actividades en el aire libre, el contraste de  tranquilidad del invierno con el ajetreo del verano (en verano todos los findes los tenemos completos lo que nos distrae más), la vuelta a la rutina y a los horarios estrictos, etc…Ya veis, parece que nuestro estado de ánimo decae a medida que lo hacen las hojas de los árboles.

Sentirse un poco decaído y tristón entra dentro de la normalidad. Aunque hay que tener cuidado porque el trastorno afectivo estacional nos puede afectar a todos y lo que parece una temporada mala convertirse en algo más.


Espero que os haya gustado. Nos vemos por Facebook.

Y sobre todo, feliz otoño.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Campanilla VS Wendy (J.M Barrie II)

(Nota: podéis ver la primera parte de esta entrada pinchando aquí)

En la obra de Peter Pan, Wendy y Campanilla siempre estaban a la gresca y es que más diferentes no podían ser. La una competía contra la otra, las dos a su manera, por las atenciones de Peter. La ficción toma tintes de realidad cuando aparecen en el mundo de la psicología dos nuevos síndromes: el de Campanilla y el de Wendy. J.M Barrie, jamás podría haber imaginado no solo que llegaran a ser síndromes sino que representarían el arquetipo femenino en la actualidad.


Por un lado tenemos a Wendy. Wendy, en el cuento, es una niña preocupado por sus hermanos y por los niños perdidos, además, toda una madraza que les cuenta cuentos. El  síndrome de Wendy no se aleja demasiado de la ficción. Se da, normalmente, en mujeres que actúan como madres con sus seres queridos. Pretenden satisfacer siempre a los demás antes que a ellas mismas porque tienen miedo al rechazo y crean una excesiva sobreprotección con su gente más cercana. Se preocupan tanto por la vida de los demás que dejan a un lado la suya por lo que crean un estado de dependencia hacia los otros.



¿Por qué se puede dar un síndrome de Wendy? Se puede producir cuando una persona, por circunstancias, se ha tenido que hacer mayor muy rápidamente y ocupar roles que antes no tenía. Por ejemplo, se puede dar el caso en que una madre de familia fallezca y en el que una de sus hijas tenga que ocupar su lugar. También se puede producir cuando la persona siente que no ha tenido suficiente protección en la infancia. Todos estos “traumas” se traducirían en el síndrome de Wendy en la vida adulta.

Por otro lado tenemos a Campanilla. Toda mona ella y con ese carácter que tiene que no le cabe en ese cuerpecito tan pequeñito. Ella es muy hecha pa´lante pero también vengativa y celosa. De vuelta al mundo real, los datos nos revelan que hay cada vez más Campanillas y que la cosa va en aumento. Las mujeres con este síndrome son perfeccionistas, destacan en su trabajo, son competentes y ocupan puestos de alta responsabilidad, hasta aquí todo bien pero… esperar que viene la segunda parte. Las Campanillas atraen a los hombres con su tintineo y su luz mágica pero no formalizan nada porque tienen miedo al compromiso, en definitiva, tienen una vida afectiva desastrosa. Creen que los hombres no están a su altura y que amar es un síntoma de debilidad. Saben controlar muy bien sus emociones y estar a la deriva del amor les hace estar inseguras. A pesar de todo, tienden al enfado, a la cólera y sienten una gran tristeza por todo ello.



¿Por qué se puede dar un síndrome de Campanilla? En realidad, las Campanillas son como niñas que han tenido relaciones negativas con su padre y que han generalizado esa relación a todos los hombres. En otras ocasiones, puede que Campanilla haya tenido que rivalizar con algún hermano o incluso con la pareja afectiva de su padre, con la finalidad de que se le prestara más atención.

En realidad, tanto las Campanillas como las Wendys son mujeres que no han recibido en su infancia el amor que ellas esperaban y, como resultado, en su vida adulta tampoco han sabido gestionar relaciones afectivas sanas y han derivado en un síndrome. Poneros en manos expertas si os estáis viendo identificadas porque tiene solución.

Espero que os haya gustado. Nos vemos por Facebook. 

Ella me digo que amar era sufrir, yo la miré y le dije que sufriría por ella - Peter Pan


miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Tres son multitud?

Últimamente los triángulos amorosos están de moda. Yo creo que es una tendencia que surgió a partir de ciertos libros de juvenil-romántica y que luego se ha trasladado a las series y al cine, por ejemplo, ahora mismo me vienen varios triángulos a la cabeza: Edward-Bella-Jacob en Crepúsculo, Peeta-Katniss-Galé en Los juegos del hambre, Alberto-Virginia-Juan de la serie recién estrenada y española Hermanos, Stefan-Elena-Damon en Crónicas vampíricas…y así hay algunas más. Parece ser que la clave del éxito de una serie o una película es que haya un triángulo amoroso de por medio.

El triángulo amoroso creado por Stephanie Meyer autora de Crepúsculo ha sido el más sonado y a partir de este boom surgieron unos cuantos más.
Ahora bien, ¿Puede ocurrir en la vida real que ame a dos personas la vez? Según el autor Walter riso,del cual ya he hablado en otras entradas, (para verlas pincha aquí y aquí) la contestación sería un rotundo SI. El autor no solo se queda ahí sino que asegura que se puede amar ¡hasta a tres personas a la vez!. Sus ideas se centran en que el amor tiene tres componentes:

1) Eros: simbolizaría la sexualidad y el erotismo
2) Philia: supondría la amistad y la comunicación
3) Agape: sería la ternura y el cuidado


¿Qué es lo que sucede? que en ocasiones, estos tres componentes, se pueden fragmentar hasta en tres personas distintas, es decir, uno/a me puede hacer sentir genial en la cama, otro/a darme la amistad que necesito y el/la que queda darme amor y cariño. Normalmente, cuando nos enamoramos aglutinamos estos tres conceptos en una sola persona pero, a veces, se complica la cosa.

Si para la persona que ama a otras dos es complicado, imagínate si amas a tres. La persona que esté pasando por este problema va a tener que aclarar sus ideas con la ayuda de terapia ya que es una cuestión que hay que trabajar. Por ejemplo, puedes estar metido/a en ese triángulo porque en el fondo no quieres a ninguno, porque eres indeciso/a y te falta seguridad, porque tienes carencias que intentas “tapar” y que tus enamorados/as pueden suplir (cada uno de ellos podría tapar una carencia), etc...

Cuando alguien tiene un compromiso con otra persona (noviazgo o matrimonio) y tiene una segunda relación sentimental también puede ocurrir que se forme un triángulo. La persona elige otra relación porque busca algo pasajero, pero al final, cae en la trampa. Tengo que explicar que esto es ligeramente distinto a un triángulo amoroso: una infidelidad solo busca encontrar una relación pasajera, que tú te enamoras por el camino, ya es otra cosa. Un triángulo no busca nada, simplemente se da.



Puede que no sepas que tu enamorado/a tenga a otros en su corazón pero si eres el amante que sabe la realidad de lo que hay, te aconsejo que dejes esa relación cuanto antes. Yo pienso que es un devalúo personal ser el segundo y que todos merecemos un amor íntegro solo para nosotros. Este tipo de relaciones suelen ser tóxicas y terminan agotando así que hazte de respetar. 

De todos modos, para tranquilizar a las masas, debo de decir que jamás me he encontrado ni personalmente( yo misma, amistades o conocidos) ni profesionalmente en una situación así. Con esta entrada solo quería aclarar algunas dudas al respecto y dar a conocer que esta situación puede pasar.

¡Espero que os haya gustado y os veo en Facebook!