SOBRE MI

Soy una joven psicóloga y psicogerontóloga de 25 años que pretende invitaros a la reflexión. Actualmente doy conferencias para varias asociaciones locales y me sigo formando y actualizando a la espera de que algún día encuentre un buen trabajo.

jueves, 30 de octubre de 2014

Los duelos duelen

“Los dueles duelen y no se puede evitar que duela” así de rotundo lo afirma Jorge Bucay y es que la única manera de superar una pérdida es través de la tristeza y el dolor. No hay más, no hay trucos ni maneras de atajar. Puedo perder muchas cosas en esta vida y no es necesariamente a un ser querido; ya hablamos de que el duelo es sinónimo de pérdida (en la entrada Cuando Cupido se equivoca para verla haz clic aquí), por ejemplo, puedo perder mi estatus social, mi juventud, mi trabajo, un amor (separarme o divorciarme)… y puedo pasar un duelo igualmente porque estoy perdiendo algo que antes tenía y que ahora ya no tengo.



De todos modos, para centrarnos, voy a hablar sobre el duelo ante la pérdida de un ser querido. Cualquier persona que se encuentre ante esta situación habrá de pasar estas cuatro fases según las describió J. Bowlby:

  1. Fase de aturdimiento: es el primer shock emocional que se produce cuando nos enteramos de la noticia. El primer pensamiento es el de la negación: "¡no puede ser!" Nuestra cabeza empieza a procesar una información que le llega a borbotones y que no llegará a asentarse hasta pasadas unas horas o incluso días.
  2.  Fase de anhelo y búsqueda: la persona siente deseos de que la persona perdida vuelva pero a la misma vez esto se mezcla con la culpabilidad con  la cual responsabiliza fallecido y a otros (médicos, enfermeros…) de la situación: "porque me has abandonado", "porque me has dejado", "porque no pudieron hacer nada", "tendrían que haber hecho más"…En esta fase pueden haber pseudoalucinaciones, no nos estamos volviendo locos, podemos oír, escuchar y sentir al fallecido; no de un modo estricto, por supuesto, pero por ejemplo, podemos tener la sensación de oír abrirse la puerta a las horas en las que llegaba casa. Esto es totalmente normal y ocurre en personas sanas.
  3. Fase de desorganización y desesperanza: hay una gran tristeza y abatimiento. La persona empieza a aceptar la situación y ya no lucha. También puede que haya conductas evitativas como la de consumir drogas y alcohol.
  4. Fase de reorganización: se suele producir al año. La persona ya no quiere recuperar al ser querido. Lo seguirá recordando pero no sufriendo por ese dolor.

Es importante recalcar que el año es la clave. El primer año sin esa persona se producen todas las cosas importantes: Navidades, fiestas, aniversarios, cumpleaños…es como romper el hielo. A los seis meses del fallecimiento (medio año) la persona debe de empezar a sentirse mejor y al año haber superado la pérdida. De todos modos, esta fecha es solo una aproximación, hay gente que le cuesta un poco más ya que el duelo es algo muy personal pero este es el baremo que utilizamos los psicólogos. Cuando se pasa el año, podríamos estar hablando de duelo patológico, en el que por ejemplo, la persona se podría quedar bloqueada en una de las fases anteriores.


El duelo es un tema que da mucho de sí pero el por qué de este tema ha sido porque una lectora del blog me lo ha pedido. Cristina me preguntaba que podríamos hacer nosotros para ayudar a alguien que está pasando por una situación así y la respuesta la verdad no es fácil porque no conozco el caso en concreto aunque voy a intentar responder de una manera genérica.

Tenéis que entender que el duelo es algo muy personal, hay gente que desea hablarlo y otros que no, muchos desean hacerlo en solitario y otros en compañía, por lo tanto, no hay verdades universales sobre qué hacer. Vosotros más que yo conocéis a vuestros familiares y amigos y sabéis como abarcar los temas. De todos modos, estás son mis recomendaciones generales:

  • Invitar a hablar: ayudar a la persona a desahogarse y jamás cortar el llanto. Por ejemplo: "¡ya basta!", "¡vale de llorar!" Si la persona no quiere hablar, no insistáis.
  • No utilizar demasiadas frases hechas: siempre se nos escapa alguna pero no son muy correctas. Por ejemplo: "tienes que ser fuerte", "tienes que seguir adelante"…Si no sabes que decir, mejor no decir nada.
  • Ver las ventajas de la nueva vida: es evidente que no siempre las podremos ver, por ejemplo, es difícil para una persona que ha perdido a su hijo ver las ventajas de una nueva vida. Sin embargo, para personas con familiares enfermos durante mucho tiempo es una buena opción.
  • Servir de apoyo: a través de una llamada, haciendo un favor, invitándole a salir de casa, estando ahí...
  • Si se observa que la persona no mejora al cabo de un año, aconsejarle ayuda profesional.

La persona que está pasando por este mal momento solo quiere un acompañamiento, a veces, no es tanto lo que decimos sino lo que hacemos. La persona que esté en un duelo querrá llorar la pérdida de una manera personal y en su hogar y que estemos muy encima puede agobiar. Cuidado con eso: menos hablar y más acompañar.




Espero que os haya servido de ayuda. Nos vemos en FacebookSi queréis hacerme cualquier petición para hablar sobre algún tema lo podéis hacer ahí.

Si deseáis saber mas sobre duelo os recomiendo el libro de Jorge Bucay, El camino de las lágrimas del cual ya hable en esta entrada.



miércoles, 22 de octubre de 2014

El don del perdón

Todos nos hemos tenido que ver alguna vez en una situación personal en la tuvimos que perdonar o nos perdonaran. Las desilusiones, las decepciones, las traiciones… forman parte de la vida y unos lo llevan mejor y otros peor. 

El psicólogo J.A García Higuera expresa muy bien cómo funciona el veneno por la sed de venganza y justicia cuando alguien nos hace daño:

Cuando alguien te hace daño es como si te mordiera una serpiente. Las hay que tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. Una vez que te ha dejado de morder, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero cualquier herida se cierra finalmente. Pero el problema es mucho peor si la serpiente es venenosa y, que aunque se ha ido, te deja un veneno dentro que impide que la herida se cierre. Los venenos más comunes son el de la venganza, el del ojo por ojo y el de buscar justicia y reparación por encima de todo. El veneno puede estar actuando durante muchos años y, por eso, la herida no se cierra, el dolor no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.



Más allá del concepto religioso que significa perdonar, nosotros aquí, lo trataremos como un concepto terapéutico y que nos ayuda a ser más felices. ¿Para qué sirve seguir pensando cómo me puedo vengar de Fulano? ¿Para qué seguir viviendo con esos recuerdos que solo vuelven a abrir la herida? ¿A quién quiero demostrar nada? Y sobretodo ¿Para qué? .Dicen que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio y que las venganzas al final se vuelven en contra de aquel que las haces.

Algunos psicólogos creen que para perdonar también hay que olvidar. Algunos pensaran que estoy de guasa ya que si para muchos perdonar es difícil, olvidar ya está a otro nivel. Os entiendo perfectamente. Y ya nos os pido que olvidéis sino que hagáis el esfuerzo de perdonar y de seguir adelante. Aunque no lo creáis, no olvidar tiene una ventaja: nos ayuda a mantener la alerta y nos proviene ante posibles amenazas futuras. Ahora bien, si no olvidar implica pensar las 24 horas del día en como vengarme, seguir recordando los hechos, llorar y patalear cada vez que lo hacemos y planear el día del juicio final, estamos yendo por un mal camino.


Personalmente, pienso que lo más difícil a la hora de perdonar es hacerlo cuando esa persona no ha venido a pedirte perdón de un modo explícito y cuando parece no tener ningún remordimiento al respecto. Si han venido a pediros “perdón” alguna vez; consideraos afortunados. La palabra perdón hoy en día se utiliza de uvas a peras. Si estás dentro del grupo de los desafortunados tendrás que trabajar por ti mismo para dejarlo todo atrás sabiendo que el rencor nos lleva a la infelicidad y que quieres seguir adelante sin esa persona. Nadie merece tantas atenciones y menos una persona que te ha hecho daño.

Con el paso del tiempo, podréis o no reconciliaros con esa persona, eso es cosa de cada uno. La reconciliación no forma parte del perdón. Tener un trato cordial es una buena opción cuando la persona que os ha herido va a vuestro grupo de amigos, otra opción es mostrar indiferencia, es decir, tu por tu camino y yo por el mío siempre respetando y sin rencores de por medio. La indiferencia es una palabra dura pero a grandes males grandes soluciones .A lo que me refiero es: esa persona puede estar en vuestras vidas pero no tiene porque formar parte de ella.


No hay fórmulas mágicas; cada uno de nosotros sabe sus circunstancias personales y lo que habéis vivido, lo habéis vivido vosotros. Cada uno sabe lo que es mejor para sí mismo.




Ya no hablo de venganza ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón – Jorge Luis Borges

Perdonar es no odiar, es extinguir el rencor y los deseos de venganza. Es negarse a que el resentimiento siga echando raíces – Walter Riso

Algunas personas suelen creer que odiar a alguien que amaron es una atajo para desprenderse más rápido, nada más equivocado – Axel Ortiz

La venganza te mantiene atado al otro. Recuerda que la mejor venganza es ser feliz – Walter Riso

Aferrarse al odio es como tomar veneno y esperar que la otra persona muera - Buda


miércoles, 15 de octubre de 2014

Caer...como las hojas de los árboles

Siempre que llega el otoño nos sentimos más decaídos no solo porque el verano se ha ido y tenemos que volver a nuestra vida habitual, sino también, porque tenemos que hacer frente de nuevo a la rutina y al cambio de hora. En otoño los días se vuelven más cortos y las risas y los chapuzones del verano se quedan como un eco en nuestras memorias.

Hay personas a las que el otoño y el invierno les afecta más, precisamente, por ese cambio de hora y esas horas menos de luz solar. Según el psicólogo Rafael Santandreu, es una temporada mala para las personas con tendencia depresiva ya que el tiempo estacional agrava sus síntomas e invita a que nos encerremos en nuestras casas. En España, este cambio estacional, suele ser más brusco: pasamos de estar en bikini a ponernos la bufanda en poco tiempo de asimilación ya que hay un fuerte cambio en el mes de septiembre y octubre.

En psicología se acuñó a este término como trastorno afectivo estacional (TAE).



Que el tiempo afecta en el estado de ánimo no es ningún secreto, es bien sabido, que en los países donde hay menos cantidad de luz solar, hay mayor probabilidad de suicido(para saber más sobre el suicidio pinchar aquí) . Algunos de sus síntomas son: tristeza, mayor cantidad de sueño y apetito, menos energía y capacidad de concentrarse así como pérdida de interés en actividades.

La mayoría de personas suelen adaptarse bien a los cambios del tiempo pero hay un porcentaje de personas que responde al trastorno afectivo estacional. De todos modos, hay una serie de consejos sencillos que todos podemos seguir si nos sentimos más decaídos:
  • Dormir lo necesario.
  • Hacer ejercicio
  • Seguir una dieta saludable
  • No consumir alcohol ya que este es un depresivo (Si...es un depresivo)
  • Buscar actividades placenteras

Estos consejos parecen básicos y sencillos, nada del otro mundo, lo mismo de siempre. De todos modos, hay que asegurarse de que lo estamos haciendo bien y de que si así no mejoro debo de pedir ayuda profesional.


De cualquier manera, siempre he pensado que todos tendemos un poco al decaimiento en otoño/invierno y es que son muchas cosas las que afectan: la menor cantidad de luz solar, el cambio de temperatura, el cambio de vestimenta que tiende a colores oscuros, la menor cantidad de actividades en el aire libre, el contraste de  tranquilidad del invierno con el ajetreo del verano (en verano todos los findes los tenemos completos lo que nos distrae más), la vuelta a la rutina y a los horarios estrictos, etc…Ya veis, parece que nuestro estado de ánimo decae a medida que lo hacen las hojas de los árboles.

Sentirse un poco decaído y tristón entra dentro de la normalidad. Aunque hay que tener cuidado porque el trastorno afectivo estacional nos puede afectar a todos y lo que parece una temporada mala convertirse en algo más.


Espero que os haya gustado. Nos vemos por Facebook.

Y sobre todo, feliz otoño.